Salsa de queso para lasaña

La salsa blanca básica, también conocida como bechamel, no sólo se utiliza en una variedad de platos, sino que también es la base de muchas otras salsas. Es fácil de hacer y utiliza unos pocos ingredientes comunes que probablemente ya están en su cocina.

Se empieza haciendo un roux con mantequilla y harina, luego se sazona con sal y pimienta, se añade la leche y se cocina hasta que esté espesa. El truco para evitar los grumos es no dejar de remover y controlar el calor para evitar que se queme. Siga los pasos y consejos de la receta y añadirá este versátil ingrediente a su repertorio culinario.

Con un poco de condimento adicional, esta salsa blanca media puede verterse sobre las verduras o los bizcochos como una salsa básica. También puede variar el grosor para adaptarse a cualquier plato que esté preparando. Las sopas de crema requieren una salsa blanca fina; una salsa media se utiliza normalmente en guisos o en una salsa más compleja. Las salsas blancas gruesas y pesadas suelen encontrarse en las masas de suflés y croquetas. Encontrará instrucciones para todos los niveles de grosor que necesitará, así como varias variaciones de salsas populares.

Mantequilla

La salsa blanca básica, también conocida como bechamel, no sólo se utiliza en una variedad de platos, sino que también es la base de muchas otras salsas. Es fácil de hacer y utiliza sólo unos pocos ingredientes comunes que probablemente ya están en su cocina.

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Se empieza haciendo un roux con mantequilla y harina, luego se sazona con sal y pimienta, se añade la leche y se cocina hasta que esté espesa. El truco para evitar los grumos es no dejar de remover y controlar el calor para evitar que se queme. Siga los pasos y consejos de la receta y añadirá este versátil ingrediente a su repertorio culinario.

Con un poco de condimento adicional, esta salsa blanca media puede verterse sobre las verduras o los bizcochos como una salsa básica. También puede variar el grosor para adaptarse a cualquier plato que esté preparando. Las sopas de crema requieren una salsa blanca fina; una salsa media se utiliza normalmente en guisos o en una salsa más compleja. Las salsas blancas gruesas y pesadas suelen encontrarse en las masas de suflés y croquetas. Encontrará instrucciones para todos los niveles de grosor que necesitará, así como varias variaciones de salsas populares.

Salsa blanca

La salsa blanca, o bechamel, es una de las cinco salsas madre clásicas francesas. En los anales de la cocina francesa clásica hay cinco salsas “madre”: bechamel, velouté, espagnole, holandesa y sauce tomat.

La bechamel se denomina a veces simplemente salsa blanca o salsa de nata, aunque se hace con leche, no con nata. Es rápida y fácil. Se utiliza en guisos, como base de suflés o incluso en algunas recetas de lasaña.

De hecho, sólo tiene tres ingredientes: leche, harina y mantequilla. Comienza con un roux rubio, hecho batiendo la harina y la mantequilla durante unos 2 minutos en un cazo al fuego. Es el tiempo suficiente para cocer la harina sin que se dore, para eliminar el sabor pastoso que se desprende de la harina cruda. Una vez que el roux haya burbujeado durante uno o dos minutos, añada la mitad de la leche y bata para eliminar los grumos. A continuación, añada el resto de la leche.

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Muchas recetas abogan por calentar la leche cuando se hace una bechamel, pero yo he comprobado que calentar la leche es un paso extra innecesario. En la práctica, la salsa es más fácil de manejar con leche fría, ya que no se forman grumos con demasiada rapidez.

Receta de salsa bechamel para lasaña

La salsa blanca, o bechamel, es una de las cinco salsas madre clásicas francesas. En los anales de la cocina francesa clásica hay cinco salsas “madre”: bechamel, velouté, espagnole, holandesa y salsa de tomate.

La bechamel se denomina a veces simplemente salsa blanca o salsa de nata, aunque se hace con leche, no con nata. Es rápida y fácil. Se puede utilizar en guisos, como base de suflés o incluso en algunas recetas de lasaña.

De hecho, sólo tiene tres ingredientes: leche, harina y mantequilla. Comienza con un roux rubio, hecho batiendo la harina y la mantequilla durante unos 2 minutos en un cazo al fuego. Es el tiempo suficiente para cocer la harina sin que se dore, para eliminar el sabor pastoso que se desprende de la harina cruda. Una vez que el roux haya burbujeado durante uno o dos minutos, añada la mitad de la leche y bata para eliminar los grumos. A continuación, añada el resto de la leche.

Muchas recetas abogan por calentar la leche cuando se hace una bechamel, pero yo he comprobado que calentar la leche es un paso extra innecesario. En la práctica, la salsa es más fácil de manejar con leche fría, ya que no se forman grumos con demasiada rapidez.

Por Pablo Mariscal

Soy Pablo Mariscal periodista especializado en tecnología e informática. Entre mis intereses se encuentran la realidad virtual y la programación, pero mi principal objetivo son las noticias. Llevo cinco años escribiendo sobre tecnología y tres como periodista independiente.