5
El nombre de la moneda proviene de peceta, forma catalana diminutiva de la palabra catalana peça (que significa pieza) o del español peso (peso, utilizado como sinónimo de moneda)[2] La palabra peseta se conoce ya en 1737 para referirse coloquialmente a la moneda que vale 2 reales provinciales o 1⁄5 de peso[3] Las monedas denominadas en «pesetas» se emitieron brevemente en 1808 en Barcelona bajo la ocupación francesa; véase peseta catalana.
Tradicionalmente, nunca hubo un único símbolo o carácter especial para la peseta española. Las abreviaturas más comunes eran «Pt», «Pta», «Pts» y «Ptas»; una forma habitual de representar cantidades de pesetas en la imprenta era utilizando letras superiores: «Pta» y «Pts».
Cuando se diseñó el primer IBM PC en 1980, se incluyó un «símbolo de peseta» «Pts» en la ROM del hardware de las tarjetas de salida de vídeo Monochrome Display Adapter (MDA) y Color Graphics Adapter (CGA), con el número de código 158. Este cuadro de caracteres original se convirtió posteriormente en la página de códigos 437 de MS-DOS. Algunos programas de hojas de cálculo para PC bajo MS-DOS, como Lotus 1-2-3, emplearon este carácter como símbolo de peseta en sus ediciones en español. Las posteriores páginas de códigos internacionales de MS-DOS, como la página de códigos 850 y otras, desaprovecharon este carácter en favor de otros caracteres nacionales.
Calculadora de inflación en pesetas
MADRID – El 30 de junio finalizó el plazo para canjear monedas y billetes de pesetas por euros. Miles de personas hicieron cola en las sucursales de la banca española para extraer el valor de sus históricas pesetas en el último momento.
Una vez finalizado el plazo de canje, el 30 de junio, los españoles tendrían aún un total de 1.577 millones de euros de la antigua moneda nacional en su poder. Esta cantidad equivale a 262.390 millones de pesetas. Según el banco español, esta cifra muestra que los españoles cambiaron 7 millones de euros de antiguas pesetas en el mes de junio. La media de pesetas canjeadas por los españoles a última hora es de unos 170 euros por persona, según Concha Jiménez, directora general de Efectivo y Sucursales.
A falta de datos definitivos, el banco estima que el 45% de las monedas de pesetas en circulación antes de la introducción del euro no se canjearán nunca en el Banco de España porque la gente quiere conservarlas como objetos de colección, ya que están en muy mal estado, se han perdido o han salido del país en los bolsillos de los turistas.
5
Los antiguos billetes y monedas nacionales, como el marco alemán o las pesetas españolas, pueden cambiarse por euros en la mayoría de los casos. Esto lo hacen únicamente los bancos centrales nacionales. El BCE no cambia ningún billete o moneda.
Para ver qué billetes pueden cambiarse por euros, haga clic en el nombre del país en el cuadro siguiente y consulte los plazos indicados. Varios bancos centrales nacionales siguen canjeando series de billetes aún más antiguas que las indicadas.
(1) El De Nederlandsche Bank no cambiará florines en todos los casos. Los florines obtenidos en actividades comerciales después del 27 de enero de 2002 ya no se canjearán. Para más información, consulte el sitio web del De Nederlandsche Bank.
Euro a la moneda de España
En el mes anterior a la introducción en España de la moneda única europea (el euro), en enero de 2002, unos 48.750 millones de euros, es decir, el 96,8% de las pesetas en circulación, habían sido cambiadas por otra moneda, pero todavía, después de todos estos años, el 3,2% de la antigua moneda permanece inalterada. Esto supone 793 millones de billetes y 782 millones de monedas.
El mayor volumen de pesetas se habría canjeado en los primeros seis meses de vida del euro, entre enero y junio de 2002. Durante ese periodo, en el que la antigua moneda española podía cambiarse tanto en el Banco de España como en las entidades de crédito, se canjeó el 94,5% de las pesetas que circulaban a finales de 2001.
Ahora, sin embargo, es demasiado tarde para cambiar la antigua moneda por el euro, por lo que todos los billetes y monedas que quedan en circulación, no son más que un recuerdo de tiempos pasados o una curiosidad de coleccionista.