Monopolio oligopolio competencia perfecta
Monopolio oligopolio polipolar
Figura 1. ¿Marcas que compiten? El mercado de los detergentes para ropa no se caracteriza ni por la competencia perfecta ni por el monopolio. (Crédito: modificación de la obra de Pixel Drip/Flickr Creative Commons)
El detergente para la ropa y las bolsas de hielo son productos de industrias que parecen bastante mundanas, incluso aburridas. No es así. Ambos han sido el centro de reuniones clandestinas y acuerdos secretos dignos de una novela de espías. En Francia, entre 1997 y 2004, los cuatro principales productores de detergentes para ropa (Procter & Gamble, Henkel, Unilever y Colgate-Palmolive) controlaban cerca del 90% del mercado francés de jabones. Los funcionarios de las empresas de jabón se reunían en secreto, en pequeños cafés apartados de París. Sus objetivos: Acabar con la competencia y fijar los precios.
Por la misma época, las cinco principales empresas de hielo del Medio Oeste (Home City Ice, Lang Ice, Tinley Ice, Sisler’s Dairy y Products of Ohio) tenían objetivos similares cuando acordaron en secreto repartirse el mercado del hielo en bolsa.
Estos dos casos ofrecen ejemplos de mercados que no se caracterizan ni por la competencia perfecta ni por el monopolio. En cambio, estas empresas compiten en estructuras de mercado que se sitúan entre los extremos del monopolio y la competencia perfecta. ¿Cómo se comportan? ¿Por qué existen? Volveremos a examinar este caso más adelante para averiguar qué ha ocurrido.
Ejemplos de monopolio
Un monopolio y un oligopolio son estructuras de mercado que existen cuando hay competencia imperfecta. Un monopolio es cuando una sola empresa produce bienes sin un sustituto cercano, mientras que un oligopolio es cuando un pequeño número de empresas relativamente grandes producen bienes similares, pero ligeramente diferentes. En ambos casos, las barreras de entrada importantes impiden que otras empresas compitan.
El tamaño geográfico de un mercado puede determinar qué estructura existe. Una empresa puede controlar una industria en una zona concreta sin otras alternativas, aunque unas pocas empresas similares operen en otras partes del país. En este caso, una empresa puede ser un monopolio en una región, pero operar en un mercado de oligopolio en una zona geográfica más amplia.
Un monopolio existe en áreas donde una empresa es la única o la fuerza dominante para vender un producto o servicio en una industria. Esto da a la empresa suficiente poder para mantener a los competidores alejados del mercado. Esto puede deberse a las altas barreras de entrada, como la tecnología, los elevados requisitos de capital, la regulación gubernamental, las patentes o los altos costes de distribución.
Monopolio duopolio
Como hemos visto, en economía la definición de mercado tiene un alcance muy amplio. Por ello, es comprensible que no todos los mercados sean iguales o similares. Podemos caracterizar las estructuras de mercado en función de los niveles de competencia y de la naturaleza de estos mercados. Estudiemos los cuatro tipos básicos de estructuras de mercado.
Existen otros factores determinantes de las estructuras de mercado, como la naturaleza de los bienes y productos, el número de vendedores, el número de consumidores, la naturaleza del producto o servicio, las economías de escala, etc. Vamos a hablar de los cuatro tipos básicos de estructuras de mercado en cualquier economía.
Hay que recordar que no todos estos tipos de estructuras de mercado existen realmente. Algunas de ellas son sólo conceptos teóricos. Pero nos ayudan a entender los principios en los que se basa la clasificación de las estructuras de mercado.
En una estructura de mercado de competencia perfecta, hay un gran número de compradores y vendedores. Todos los vendedores del mercado son pequeños vendedores que compiten entre sí. No hay ningún gran vendedor que tenga una influencia significativa en el mercado. Por tanto, todas las empresas de este mercado son tomadoras de precios.
Competencia perfecta frente a competencia imperfecta
En economía, el poder de mercado se refiere a la capacidad de una empresa para influir en el precio al que vende un producto o servicio con el fin de aumentar el beneficio económico[1]. En otras palabras, el poder de mercado se produce si una empresa no se enfrenta a una curva de demanda perfectamente elástica y puede fijar su precio (P) por encima del coste marginal (MC) sin perder ventas[2]. Esto indica que la magnitud del poder de mercado está asociada a la diferencia entre P y MC en el nivel de producción que maximiza el beneficio de una empresa. Estas propensiones contradicen a los mercados perfectamente competitivos, en los que los participantes en el mercado no tienen poder de mercado, P = CM y las empresas obtienen un beneficio económico nulo[3] Los participantes en los mercados perfectamente competitivos se denominan, por tanto, «tomadores de precios», mientras que los participantes en el mercado que muestran poder de mercado se denominan «creadores de precios» o «fijadores de precios».
Una empresa con poder de mercado tiene la capacidad de afectar individualmente a la cantidad total o al precio en el mercado. Dicho esto, se ha observado que el poder de mercado ejerce una mayor presión al alza sobre los precios debido a los efectos relacionados con los equilibrios de Nash y las desviaciones rentables que pueden producirse al aumentar los precios[4] Los creadores de precios se enfrentan a una curva de demanda con pendiente descendente y, como resultado, los aumentos de precios conducen a una menor cantidad demandada. La disminución de la oferta crea una pérdida de peso muerto económico (DWL) y una disminución del excedente del consumidor[5]. Esto se considera socialmente indeseable y tiene implicaciones para el bienestar y la asignación de recursos, ya que las empresas más grandes con altos márgenes de beneficio afectan negativamente a los mercados laborales al ofrecer salarios más bajos[5] Los mercados perfectamente competitivos no presentan estos problemas, ya que las empresas fijan precios que reflejan los costes, lo que beneficia al cliente. Por ello, muchos países cuentan con una legislación antimonopolio o de otro tipo destinada a limitar la capacidad de las empresas para acumular poder de mercado. Esta legislación suele regular las fusiones y a veces introduce un poder judicial para obligar a la desinversión.