Cerebro de gato real
Gato wikipedia
La inteligencia felina es la capacidad del gato domesticado para resolver problemas y adaptarse a su entorno. Los investigadores han demostrado que la inteligencia felina incluye la capacidad de adquirir nuevos comportamientos que aplican los conocimientos a nuevas situaciones, la comunicación de necesidades y deseos dentro de un grupo social y la respuesta a las señales de entrenamiento.
El cerebro del gato domesticado mide unos cinco centímetros y pesa entre 25 y 30 gramos[3][4]. Si se considera que un gato típico mide 60 cm y pesa 3,3 kg, el cerebro representaría el 0,91%[5] de su masa corporal total, frente al 2,33%[5] de la masa corporal total del ser humano medio. Dentro del cociente de encefalización propuesto por Jerison en 1973,[5] los valores superiores a 1 se clasifican como de cerebro grande, mientras que los valores inferiores a 1 son de cerebro pequeño.[6] Al gato doméstico se le atribuye un valor de entre 1-1,71; en relación con el valor humano, que es de 7,44-7,8.[3][5] Los cerebros más grandes de la familia Felidae son los de los tigres de Java y Bali.[7] Se debate si existe una relación causal entre el tamaño del cerebro y la inteligencia en los vertebrados. Se han demostrado correlaciones entre estos factores en varios experimentos; sin embargo, la correlación no implica causalidad. La mayoría de los experimentos relacionados con la relevancia del tamaño del cerebro para la inteligencia se basan en la suposición de que el comportamiento complejo requiere un cerebro complejo (y, por tanto, inteligente); sin embargo, esta conexión no se ha demostrado de forma consistente[8][9][10][11][12].
De dónde vienen los gatos
Puede que este último estudio no sea la última palabra al respecto, pero para los que piensan que más neuronas significa más inteligencia, parece que los perros destacan entre los carnívoros por tener una corteza cerebral extraordinariamente densa.
Un equipo internacional de investigadores ha analizado las capas externas arrugadas del cerebro de diversos animales carnívoros -incluidos perros y gatos- para determinar si las exigencias de la caza de presas se traducen en un mayor número de neuronas corticales, añadiendo poder cerebral allí donde cuenta.
«Creo que el número absoluto de neuronas que tiene un animal, especialmente en la corteza cerebral, determina la riqueza de su estado mental interno y su capacidad para predecir lo que va a ocurrir en su entorno basándose en la experiencia pasada», afirma la neurocientífica Suzana Herculano-Houzel, de la Universidad de Vanderbilt (EE.UU.).
Estudios anteriores han comparado la «densidad de empaquetamiento neuronal» en los cerebros de nuestras mascotas carnívoras favoritas, estimando que los gatos tienen unos 300 millones de neuronas, aproximadamente el doble de los 160 millones de los perros.
Psicología del gato
No es de extrañar que los científicos utilicen a los perros en experimentos de comportamiento con mucha más frecuencia que a los gatos. Existen grupos de laboratorio y conferencias sobre «cognición canina», lo que ha permitido conocer mucho mejor a nuestros amigos caninos (véase, por ejemplo, el blog «Dog Spies»). Los gatos suelen ser menos cooperativos y más nerviosos en situaciones sociales, por lo que es difícil utilizarlos en experimentos. Sin embargo, en un reciente artículo publicado en Animal Cognition por Shreve y Udell, de la Universidad Estatal de Oregón, se revisa lo que sí sabemos sobre nuestros (a veces poco amistosos) amigos en cuanto a su forma de pensar. Voy a dividir lo que sabemos sobre la cognición de los gatos en dos áreas principales a lo largo de dos entradas: en primer lugar, lo que sabemos sobre la cognición de los gatos en sí misma y, en segundo lugar, la cognición de los gatos relacionada con su relación con los humanos.
Una de las áreas más estudiadas de la cognición de los gatos es la percepción, es decir, su capacidad para oír, oler, ver y utilizar sus bigotes para detectar estímulos. La percepción olfativa (capacidad de oler) es especialmente importante para los gatitos jóvenes, sobre todo para gobernar su relación con la madre. En cambio, los gatitos no responden a los estímulos auditivos hasta los 11-16 días de edad y a los estímulos visuales hasta los 16-21 días. Las señales olfativas siguen siendo muy importantes para los gatos a lo largo de su vida: los gatos adultos utilizan el olor para marcar territorios y oler los territorios de otros gatos. Al igual que los perros, también obtienen información social del olor de otros gatos. Sin embargo, a pesar de la importancia del olfato para los gatos, la gran mayoría de los experimentos sobre el comportamiento de los gatos se han centrado en la visión, lo que significa que nuestra comprensión actual de cómo los gatos perciben el mundo es bastante limitada.
Animales felinos
No es de extrañar que los científicos utilicen a los perros en experimentos de comportamiento con mucha más frecuencia que a los gatos. Existen grupos de laboratorio y conferencias sobre «cognición canina», lo que ha permitido conocer mucho mejor a nuestros amigos caninos (véase, por ejemplo, el blog «Dog Spies»). Los gatos suelen ser menos cooperativos y más nerviosos en situaciones sociales, por lo que es difícil utilizarlos en experimentos. Sin embargo, en un reciente artículo publicado en Animal Cognition por Shreve y Udell, de la Universidad Estatal de Oregón, se revisa lo que sí sabemos sobre nuestros (a veces poco amistosos) amigos en cuanto a su forma de pensar. Voy a dividir lo que sabemos sobre la cognición de los gatos en dos áreas principales a lo largo de dos entradas: en primer lugar, lo que sabemos sobre la cognición de los gatos en sí misma y, en segundo lugar, la cognición de los gatos relacionada con su relación con los humanos.
Una de las áreas más estudiadas de la cognición de los gatos es la percepción, es decir, su capacidad para oír, oler, ver y utilizar sus bigotes para detectar estímulos. La percepción olfativa (capacidad de oler) es especialmente importante para los gatitos jóvenes, sobre todo para gobernar su relación con la madre. En cambio, los gatitos no responden a los estímulos auditivos hasta los 11-16 días de edad y a los estímulos visuales hasta los 16-21 días. Las señales olfativas siguen siendo muy importantes para los gatos a lo largo de su vida: los gatos adultos utilizan el olor para marcar territorios y oler los territorios de otros gatos. Al igual que los perros, también obtienen información social del olor de otros gatos. Sin embargo, a pesar de la importancia del olfato para los gatos, la gran mayoría de los experimentos sobre el comportamiento de los gatos se han centrado en la visión, lo que significa que nuestra comprensión actual de cómo los gatos perciben el mundo es bastante limitada.