Funcion termorreguladora del agua
Cómo regula el cuerpo la temperatura corporal
La termorregulación es la capacidad de un organismo de mantener su temperatura corporal dentro de ciertos límites, incluso cuando la temperatura circundante es muy diferente. Un organismo termoconforme, por el contrario, simplemente adopta la temperatura circundante como su propia temperatura corporal, evitando así la necesidad de una termorregulación interna. El proceso de termorregulación interna es un aspecto de la homeostasis: un estado de estabilidad dinámica en las condiciones internas de un organismo, mantenido lejos del equilibrio térmico con su entorno (el estudio de tales procesos en zoología se ha denominado ecología fisiológica). Si el organismo es incapaz de mantener una temperatura normal y ésta aumenta significativamente por encima de lo normal, se produce una condición conocida como hipertermia. Los seres humanos también pueden experimentar una hipertermia letal cuando la temperatura del bulbo húmedo se mantiene por encima de los 35 °C (95 °F) durante seis horas[1] La condición opuesta, cuando la temperatura corporal disminuye por debajo de los niveles normales, se conoce como hipotermia. Se produce cuando los mecanismos de control homeostático del calor dentro del cuerpo funcionan mal, lo que hace que el cuerpo pierda calor más rápido que el que produce. La temperatura corporal normal se sitúa en torno a los 37 °C (99 °F), y la hipotermia se produce cuando la temperatura corporal central desciende por debajo de los 35 °C (95 °F)[2]. Causada normalmente por la exposición prolongada a temperaturas frías, la hipotermia suele tratarse con métodos que intentan elevar la temperatura corporal hasta un rango normal[3].
Cómo regula el agua la temperatura corporal cerebralmente
Numerosas recomendaciones animan a los atletas a ingerir suficiente líquido para evitar una pérdida de >2% de su peso corporal durante el ejercicio (Sawka et al., 2007, 2015). Esta recomendación se basa en estudios de laboratorio que demuestran que una pérdida de masa corporal superior al 2% perjudica el rendimiento del ejercicio aeróbico en un entorno térmicamente estresante (Montain y Coyle, 1992; Sawka et al., 2015). Por otro lado, numerosas publicaciones han refutado la afirmación de que el rendimiento del ejercicio aeróbico se degrada con una mayor (>2%) deshidratación (Noakes, 2007; Goulet, 2011, 2013; Wall et al., 2013). Un meta-análisis de Goulet (2011) había destacado que la deshidratación inducida por el ejercicio hasta un 4% de la pérdida de peso corporal no altera el rendimiento del ejercicio. En cambio, beber según el dictado de la sed mejorará potencialmente el rendimiento del ejercicio (Noakes, 2007). Mientras continúa el debate sobre la eficacia de la ingestión de líquidos para minimizar la disminución del rendimiento del ejercicio aeróbico en el calor ambiental, no se conoce bien el valor de la ingestión de líquidos durante las condiciones de humedad.
Cómo regula el agua la temperatura corporal
La termorregulación es la capacidad de un organismo de mantener su temperatura corporal dentro de ciertos límites, incluso cuando la temperatura circundante es muy diferente. Un organismo termoconforme, por el contrario, simplemente adopta la temperatura circundante como su propia temperatura corporal, evitando así la necesidad de una termorregulación interna. El proceso de termorregulación interna es un aspecto de la homeostasis: un estado de estabilidad dinámica en las condiciones internas de un organismo, mantenido lejos del equilibrio térmico con su entorno (el estudio de tales procesos en zoología se ha denominado ecología fisiológica). Si el organismo es incapaz de mantener una temperatura normal y ésta aumenta significativamente por encima de lo normal, se produce una condición conocida como hipertermia. Los seres humanos también pueden experimentar una hipertermia letal cuando la temperatura del bulbo húmedo se mantiene por encima de los 35 °C (95 °F) durante seis horas[1] La condición opuesta, cuando la temperatura corporal disminuye por debajo de los niveles normales, se conoce como hipotermia. Se produce cuando los mecanismos de control homeostático del calor dentro del cuerpo funcionan mal, lo que hace que el cuerpo pierda calor más rápido que el que produce. La temperatura corporal normal se sitúa en torno a los 37 °C (99 °F), y la hipotermia se produce cuando la temperatura corporal central desciende por debajo de los 35 °C (95 °F)[2]. Causada normalmente por la exposición prolongada a temperaturas frías, la hipotermia suele tratarse con métodos que intentan elevar la temperatura corporal hasta un rango normal[3].
Cómo protege el agua a los órganos y tejidos
El agua se denomina «disolvente universal» porque en ella se disuelven más sustancias que en cualquier otro líquido. Las moléculas se disuelven en el agua gracias a la capacidad de las moléculas de hidrógeno y oxígeno de unirse libremente a otras moléculas. Las moléculas de agua (H2O) rodean a las sustancias, suspendiéndolas en un mar de moléculas de agua. La acción disolvente del agua permite que las sustancias se transporten más fácilmente. Un montón de sal sin disolver sería difícil de mover por los tejidos, al igual que una burbuja de gas o un glóbulo de grasa. La sangre, el principal fluido de transporte del organismo, está compuesta por un 78% de agua. Las sustancias disueltas en la sangre incluyen proteínas, lipoproteínas, glucosa, electrolitos y productos de desecho metabólicos, como el dióxido de carbono y la urea. Estas sustancias se disuelven en el entorno acuoso de la sangre para ser transportadas a las células con el fin de apoyar las funciones básicas o se eliminan de las células para evitar la acumulación de residuos y la toxicidad. La sangre no sólo es el principal vehículo de transporte en el cuerpo, sino que, como tejido fluido, sostiene estructuralmente los vasos sanguíneos que se colapsarían en su ausencia. Por ejemplo, el cerebro, que está compuesto por un 75% de agua, sirve de estructura.