Partes de la lengua que detectan los sabores
dato curioso sobre el gusto
La capacidad del gusto nos proporciona algunas de las mejores cosas de la vida: el dulzor de los caramelos, el salado de las patatas fritas y el ácido de la limonada. Todos sabemos que empieza en la lengua, pero ¿cómo funciona realmente? Los científicos han descubierto que el sabor procede de una reacción en cadena que comienza en las proteínas sensibles de la lengua, recorre las papilas gustativas, entra en los nervios y termina en el cerebro. Uno de los descubrimientos más sorprendentes es que la sensibilidad al gusto varía de una persona a otra. Cada uno de nosotros vive en un mundo gustativo único, lo que hace que cada uno sea diferente en los alimentos que ama y odia.
Piensa en tu comida favorita. ¿Es la pizza? ¿El chocolate? ¿Sushi? Imagina tu comida favorita y el placer que te produce comerla. ¿Y qué hay de un alimento que no le guste? Los alimentos tienen muchas propiedades diferentes que contribuyen a su disfrute: el olor, la temperatura e incluso la sensación en la boca. Una de las propiedades más importantes de los alimentos es el sabor, la combinación de sensaciones dulces, ácidas, saladas, amargas y saladas que salen de la lengua. ¿Cómo se transmiten estas señales desde la boca hasta el cerebro? Esto ha sido un misterio durante mucho tiempo. Sin embargo, los científicos han descubierto detalles notables sobre las piezas que componen el sistema del gusto y cómo encajan entre sí [1].
todos los sabores
Tu sentido del gusto no sólo te permite disfrutar de alimentos deliciosos, sino que también te ayuda a mantenerte vivo y sano. Si no fuera por el gusto, no podrías consumir las calorías necesarias para crecer y funcionar. Además, tu sentido del gusto te ayuda a advertirte de sustancias venenosas, que probablemente tengan un sabor desagradable.
La mayoría de la gente está familiarizada con el «mapa de la lengua» de la escuela primaria. El mapa lingual es una imagen de la lengua que muestra las áreas de sensibilidad al gusto. Según el mapa, detectamos lo dulce en la punta de la lengua, lo amargo en la parte posterior y lo salado y ácido en los laterales. Este mapa llevó a mucha gente a creer que existen diferentes tipos de papilas gustativas en distintas zonas de la lengua, cada una con la capacidad de detectar uno de los cuatro sabores básicos. Sin embargo, la mayoría de los científicos creen ahora que las papilas gustativas pueden detectar todos los sabores, y las diferencias de sensibilidad a lo largo del perímetro de la lengua probablemente no tengan importancia.
El diagrama de Hanig indicaba que la sensibilidad a los sabores dulces era mayor en la punta de la lengua, la sensibilidad a los sabores amargos era mayor en la base y la sensibilidad a los sabores ácidos era mayor en los bordes. Descubrió que el sabor salado se percibía por igual en todas las zonas del perímetro de la lengua.
mapa de la lengua
Probablemente recuerdes el diagrama de la escuela: una lengua rosa con diferentes regiones marcadas para los distintos sabores: amargo en la parte trasera, dulce en la parte delantera, salado en los lados cerca de la parte delantera y ácido en los lados hacia la parte trasera. Recuerdo una clase de biología en la que hicimos soluciones de azúcar y sal y las pipeteamos en diferentes partes de la lengua para confirmar que el mapa era correcto.
Encontró que la punta y los bordes eran los más sensibles, pero no afirmó que esto dependiera del sabor. Sin embargo, cuando trasladó esta información a un gráfico, dio la impresión de que las diferentes zonas correspondían a diferentes gustos.
Boring llevó a cabo una serie de estudios que estaban lejos de ser aburridos. Una de mis referencias favoritas es la de Boring y Boring (1917), en la que Edwin Boring y su esposa despertaron a personas a intervalos aleatorios durante la noche para ver si podían adivinar qué hora era. No cuentan cómo consiguieron que la gente aceptara participar, pero sí dicen que, aunque no todo el mundo podía hacerlo, la mayoría acertó la respuesta en menos de 15 minutos.
gustos básicos
La capacidad gustativa nos proporciona algunas de las mejores cosas de la vida: el dulzor de los caramelos, el salado de las patatas fritas y el ácido de la limonada. Todos sabemos que empieza en la lengua, pero ¿cómo funciona realmente? Los científicos han descubierto que el sabor procede de una reacción en cadena que comienza en las proteínas sensibles de la lengua, recorre las papilas gustativas, entra en los nervios y termina en el cerebro. Uno de los descubrimientos más sorprendentes es que la sensibilidad al gusto varía de una persona a otra. Cada uno de nosotros vive en un mundo gustativo único, lo que hace que cada uno sea diferente en los alimentos que ama y odia.
Piensa en tu comida favorita. ¿Es la pizza? ¿El chocolate? ¿Sushi? Imagina tu comida favorita y el placer que te produce comerla. ¿Y qué hay de un alimento que no le guste? Los alimentos tienen muchas propiedades diferentes que contribuyen a su disfrute: el olor, la temperatura e incluso la sensación en la boca. Una de las propiedades más importantes de los alimentos es el sabor, la combinación de sensaciones dulces, ácidas, saladas, amargas y saladas que salen de la lengua. ¿Cómo se transmiten estas señales desde la boca hasta el cerebro? Esto ha sido un misterio durante mucho tiempo. Sin embargo, los científicos han descubierto detalles notables sobre las piezas que componen el sistema del gusto y cómo encajan entre sí [1].