Guiso de garbanzos
Las legumbres son un alimento sano y reconfortante. Es un plato nutritivo en invierno y un ingrediente perfecto para una ensalada en verano. En España, las legumbres son el ingrediente principal de muchos platos tradicionales como los guisos con diferentes variaciones. A mí me encanta este tipo de cocido con garbanzos y langostinos. Lo puedes encontrar en el sur de España como en Cádiz, donde combinan dos ingredientes principales en sus despensas, las legumbres y el marisco.
3. En una olla profunda, vierte agua y llévala a ebullición. A continuación, añade los garbanzos y deja que hiervan durante 60-90 minutos hasta que estén tiernos. Vigila el nivel de agua, ya que los garbanzos deben estar siempre cubiertos por el líquido. Si necesitas añadir más agua, hazlo pero siempre con agua caliente. Cuando estén casi hechos, añade sal y termina la cocción. Escúrrelos y deja que se enfríen.
6. En una olla profunda, vierte el aceite de oliva virgen extra y fríe lentamente los ajos. Añade la cebolla y el pimiento verde y cuando esté dorado, añade las cáscaras de las gambas y el laurel y cocina a fuego lento. Añadir el vino blanco y cocinar hasta que reduzca. A continuación, incorporar los tomates y cocinar a fuego lento durante 20-25 minutos.
Recetas veganas con garbanzos
Sé que no soy la única persona que ha planeado su cita con el tribunal en torno a la comida, concretamente una incursión en el famoso Il Corvo de Seattle, un local de pasta artesanal en el corredor judicial del centro de la ciudad que sólo abre para comer entre semana y que tiene colas que salen por la puerta y suben por la empinada colina de James Street. Descubrí el restaurante un año y medio antes mientras era jurado. Puede que sea el único miembro del jurado que se sintió decepcionado por el hecho de que mi servicio terminara antes de tiempo, demasiado pronto para tener la oportunidad de probar Il Corvo. Ayer, eso cambió.
En el último año, la fama de este restaurante de bolsillo ha crecido, peligrosamente diríamos. Con demasiada frecuencia, cuando un lugar recibe tanto bombo y platillo, acabas decepcionado. Me complace informar que este no fue el caso de Il Corvo. Tampoco fue el caso de Salumi, el igualmente aclamado y difícil de entrar en el almuerzo, propiedad de la familia de Mario Batali, al que sólo he ido una vez, hace años. El almuerzo, al estilo americano, tiene una sensación de prisa y corriendo. ¿Con qué frecuencia nos deleitamos con un lujoso plato de pasta o bandejas de embutidos o un humeante plato de biriyani en mitad del día?
Recetas con garbanzos
CÁDIZ ES UNA VIBRANTE CIUDAD DE CALLES ESTRECHAS Y RECTAS SITUADA EN UN PROMONTORIO AL FINAL DE UNA PENÍNSULA CON FORMA DE DEDO. LOS GADITANOS HAN DESARROLLADO SU PROPIO ACENTO Y JERGA, Y SON CONOCIDOS EN TODA ESPAÑA POR SU MALVADO SENTIDO DEL HUMOR. UNO DE MIS PLATOS FAVORITOS DE AQUÍ ES LA SEPIA CON GARBANZOS. ES UNA RECETA CLÁSICA DE OLLA A PRESIÓN, PERO SI NO TIENES UNA, UTILIZA UNA CAZUELA GRANDE DE BASE GRUESA Y CUÉCELA A FUEGO LENTO EL DOBLE DE TIEMPO, AÑADIENDO UN POCO MÁS DE AGUA DURANTE LA COCCIÓN PARA MANTENER LOS INGREDIENTES CUBIERTOS.
Garbanzos espinacas
En primer lugar: lo siento por los que les piquen las nalgas ante la emoción de otra entrada sobre Copenhague, pero en realidad voy a interrumpir las entradas sobre las vacaciones en Copenhague para traerles nuestras últimas travesuras navideñas. Lo sé, ¡soy una descarada! Pero veréis, acabamos de estar cinco días en Benidorm y quiero escribir sobre ello mientras esté fresco en mi cabeza. Suelo llevarme una libreta y llenarla de tonterías, pero estaba tan delirante por mis inyecciones antichav (vas a BUPA y te ponen un goteo de cordial de Waitrose) que se me olvidó la ciruela. Así que: por necesidad, antes de que mi mente decida que necesito saber los nombres de los candidatos al Apprentice más que los preciosos recuerdos de las vacaciones pasadas, vamos a escribir sobre Benidorm. Los posts empezarán mañana, suponiendo que no me muera.
Pero entonces, ¿qué hay de la segunda disculpa? Es un arrepentimiento servido con un gran trozo de pastel de humildad. Durante años he rechazado a Benidorm (por culpa de beber su agua del grifo), pensando que no tendría nada que ofrecerme. Es decir, tengo un empleo remunerado, no miro con recelo un cepillo de dientes y no soy abuelo a los 31 años. Mi idea de unas buenas vacaciones es ver un poco el mundo, hablar con los lugareños, comprar mierda en tiendas a las que no se les ha visto el plumero en veinte años y atiborrarme de toda la comida que sea decente, y un poco más después. La idea de ir de vacaciones a Benidorm me horrorizaba, ya que había visto esos horribles programas de televisión de baja estofa en el Canal 5 con gente casi 94% incinerada que iba en patinete y gritaba en lo que yo creía que era portugués, pero que en realidad era un marcado acento escocés. Pensé que iba a ser una absoluta pocilga llena de lo peor de la sociedad. Sin embargo, Paul pensó que sería una buena idea pasar dos largos fines de semana soleados: uno de lujo de 5* en Portugal y otro en un albergue de mala muerte en Benidorm. Con las prisas por cerrarle la boca para poder abrirla de nuevo y sacar mi parte, acepté, aunque luego me di cuenta de lo horrible que sería.